A CONTRACORRIENTE

He decidido poner en marcha una idea que me llevaba rondando la cabeza hace tiempo; estoy orgulloso de sentirme un bicho raro, de ser alguien que camina en dirección opuesta a la masa que hoy forma la sociedad occidental, una sociedad en descomposición, alienada, idiotizada, narcotizada por unos perversos medios de comunicación que están cambiándonos el agua, haciéndonos comulgar con ruedas de molino, aceptando preceptos desquiciados, que ninguna persona en su sano juicio habría aceptado como razonable hace a penas veinticinco años. Pero hoy esa estúpida masa aborregada tiene miedo a decir no a esa avalancha de inmoralidades por miedo a ser rechazados, por miedo a ser catalogada de carca, por miedo a no estar a la moda; se dejan arrastrar por este demoníaco tsunami que lleva a la destrucción todo lo que han conocido y condena a la inmoralidad y la perversión de pensamientos a muchas generaciones. Parece como si hubiésemos sido inoculados por un virus de idiotización colectiva y nos negáramos a ser vacunados con el sentido común y la normalidad. Somos manejados a su antojo por un conjunto de tipos listos que se autodenominan "lobbys" o "think tanks" camuflando con estos nombres tan chics su verdadero propósito, moldear nuestras mentes, sus "tanques de pensamientos" están rebosantes de ideas paridas por seres sin conciencia que se devanan los sesos tratando de averiguar como manipularnos, para implantar sus sórdidos planes de tal manera que haciendo lo que ellos desean, pensemos que somos nosotros los que libremente decidimos. Vapulean nuestros cerebros con ideologías repugnantes, antinaturales, diseñadas para manipular nuestras mentes, conciencias y voluntades; eso si todo recubierto de bondad, de modernidad, de talante, de progresismo y de virtudes presentadas como el único camino para conseguir la felicidad común, todo lo que se aparte de ese pensamiento único es un peligro para la estabilidad de "su sociedad perfecta".

Es ante esta dictadura del pensamiento único ante la que me revelo, veo con desesperación como los tradicionales partidos liberal conservadores de la Vieja Europa, esos que diseñaron una sociedad próspera e igualitaria, que lucharon contra ideologías criminales como el nazismo y el comunismo, hoy abjuran de sus principios por negros intereses económicos y se rinden ante los postulados masónicos de una socialdemocracia vacua, inmoral y sin alma. No me creo en posesión de la verdad absoluta pero si tengo claro que hay muchos valores que han sido pilares centrales sobre los que se cimentado la sociedad que hoy estamos derribando en favor de espurios intereses, tachándolos de anacrónicos, injustos, fascistas, retrógrados, machistas y toda esa sarta de adjetivos "progres" que han metido con embudo en nuestras mentes. Esos valores de respeto, disciplina, solidaridad, patriotismo, familia, trascendencia, fe, superación han sido básicos para asentar, no sin esfuerzo, esta sociedad en la que vivimos desde el final de la II Guerra Mundial y que nos ha permitido alcanzar unos niveles socio-económicos como no se han conocido en la Historia de la Humanidad. Y no me refiero exclusivamente a necesidades materiales, que también, sino a algo más profundo, a la estructuración del ser humano como un todo en el que conviven las necesidades vitales con las normas morales que permiten al individuo ser y sentirse digno en sí mismo desde el respeto al otro en una evidente consolidación de nuestras raíces judeo-cristianas, las cuales hoy se quieren cercenar para injertarnos en el sucio y podrido tronco del relativismo moral. Ha sido el humanismo cristiano el constructor de una sociedad igualitaria en la que todos pudiésemos tener una dignidad independientemente de nuestras cuentas corrientes siendo legítimo intentar prosperar desde el respeto al otro. Ahí nace el primer punto de discordia con la modernidad actual y están atacando insistentemente estos nuevos creadores de opinión, ridiculizar al que se declare creyente, al que no abjure de que el hombre tiende a la trascendencia, al escarnio público de aquel que no apostate de su fe, sobre todo si es católico. Se han encargado de crear una ignorancia manipulando la educación de nuestros hijos para desde ahí tergiversar la realidad y doblar sus voluntades y robarles los valores transmitidos desde las familias, institución a la que se quiere destruir a toda costa ¿Por qué una sociedad que hace 30 años era feliz en su heterosexualidad monógama en un matrimonio católico hoy se avergüenza de ello? ¿Que hechos objetivos han ocurrido para romper esa forma de vida que ha permitido que los hijos aprendamos de nuestros padres a vivir en disciplina, solidaridad, perdón, cariño, esfuerzo y lealtad? ¿Por qué nos hemos dejado embaucar para preferir la soledad, el egoísmo, el desafecto, la inmediatez y la venganza? A estas y otras preguntas trataré de buscar respuesta desde mi humilde rincón, para evitar en la medida de mis precarias fuerzas, que otras culturas firmemente arraigadas en una fe mucho más firme que la nuestra, pero cargadas de odio y destrucción al que no es fiel entre libremente por las puertas de la desidia moral que estamos construyendo y nos arrase con sus postulados terribles. Espero me acompañéis en esta marcha A CONTRACORRIENTE.